Sobre la marcha y las historias de colaboración
La marcha como manifestación: Disrupción, convención y violencia simbólica

Alguna vez Armando Rivas Lugo (2019), mencionó que las marchas deben cumplir al menos con tres características para que sea una manifestación: debe ser disruptiva, convencional y violenta. Disruptiva por lo estético (queer) de los asistentes, por generar al menos por minutos, la interrupción de la movilidad; convencional porque se requiere de una cantidad numerable de personas que se manifiesten para generar una presión social y de presencia en las calles, y porque por lo general tiene un punto de inicio y un punto de finalización; y violenta, porque transgrede no desde la provocación a la violencia física, verbal o emocional.
Sino porque la violencia es expresada por la connotación de detener el tráfico, causar molestias, irritar a las otras masas (heterosexuales conservadores y/o religiosos), así como causar diálogos duros, desde quienes emiten mensajes en carteles y exigen, hasta desde quien recibe el mensaje y le causa incomodidad, que es el destinatario final.
17 años de orgullo en Cozumel
En la isla de Cozumel en Quintana Roo, se celebraron 17 años de salir a las calles, comenta Gabriel Espinoza, organizador de la marcha 2024: “En los primeros años éramos un grupo de amigos, no más de 8 personas que salían a caminar, protestar, una que otra vestida nos acompañaba, y recibimos tantas burlas, que ahora ver lo que hemos logrado siento nostalgia y alegría”.



Al quebrarse su voz y suspirar de aquellos años donde caminar por la calle en una isla remota del Caribe mexicano, era sinónimo de exposición y algo de violencia verbal, se entiende la narrativa que a continuación iremos deshilando, porque marchar puede significar tantas cosas, para tantos en el pasado fue luchar contra el sistema, para otros en el presente es consolidar derechos humanos y ahora, las nuevas generaciones disfrutan de una celebración con orgullo de saberse LGBTQ+, de existir y vivirse diversas, diversos y diverses, pero eso tiene historia.
La marcha como red de apoyo
En aquella ocasión la marcha fue la culminación de varios meses intensos de trabajos territoriales, de activismo y también de mucha fiesta. Diecisiete años después la marcha del orgullo LGBTQ+ tiene otra connotación en Cozumel, ya que se nutre de aliados, empresarios que le apuestan a la visibilidad y los DDHH, así como familias, decenas de familias que comprometidos con eliminar la hostilidad, los prejuicios y los estigmas sociales ahora caminan juntos, reafirman el sentido de unidad y comunidad y crean entre todos, redes de apoyo.
Como la abogada Yessica Miss, quien ha estado al lado de la organización de la marcha para generar propuestas de espacios de atención jurídica, orientación legal y acompañamiento a las hermanas trans. Varias de ellas han alcanzado su identidad jurídica y legal desde emanciparse con un acta de nacimiento y con su INE.
Primeras marchas y resistencias históricas
¿Pero cómo empiezan las marchas? El primer registro que se tiene de una marcha en México (Vestidas para marchar, Martín González), ocurrió en el año 1978, esto como crítica y señalamiento a la Revista Proceso por una entrevista a Roberto Cobo quien tildó como ridículos y en descrédito a los homosexuales que se visibilizaban desde y en la calle.

Ante esto el 26 de julio del ‘78 el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria salió a protestar con un grupo de maestros, estudiantes y trabajadores organizados por la conmemoración del asalto militar que dio pie al origen de la revolución cubana. La segunda aparición del contingente, se dio en la marcha del 2 de octubre del mismo ‘78, en la conmemoración de la matanza de Tlatelolco, ocurrida una década atrás.
En donde la agrupación lésbica Oikabeth y el grupo LAMBDA de liberación homosexual también estuvieron presentes. Ese mismo año Miss Alex, primera militante travesti formó parte, impulsando los primeros pasos de las abuelas trans, vivas, históricas, presentes. En 1979 la marcha oficial llevó por nombre Marcha del Orgullo Homosexual de México.
46 años de presencia, 46 años de avances, 46 años de sangre y violencia, 46 años de liberación sexual y continuamos presentes, libres y casi iguales.
Ser es resistir
Las palabras de Noamhy Hermida Nieves, activista y empresaria trans, “Comunidad informada, jamás violentada” fue el lema que arrancó las primeras actividades en la isla, en el marco del día de la visibilidad trans el 31 de mayo.




En este conversatorio se dialogaron las historias de derechos y resiliencias, desde donde los asistentes pudieron escuchar los trabajos que se han realizados en Quintana Roo, el cuál no solo nos permite estar en las calles celebrando, sino manifestándonos libremente, contar con patrimonio, casarnos, exigir a las autoridades políticas públicas, liderar direcciones municipales y celebrar hoy por hoy, la ley de Identidad trans, las direcciones de diversidad sexual, así como las reformas al Código Civil del Estado de Quintana Roo permiten poder adoptar como pareja homoparental-lesbomaternal, celebrar el matrimonio igualitario y acceder a los derechos de esa unión civil.
Visibilidad, activismo y políticas públicas
En materia de visibilidad y reconocimiento, Linger Mendez Vidal, desde su labor como activista y empresaria ha pugnado por darle continuidad a los trabajos de los parlamentos LGBTQ+, estancados y sin seguimiento por parte de la última legislatura, así como crear programas de apertura de inclusión laboral.
Por ello su labor como Directora de la marcha Pride Cancún le ayuda a posicionar las acciones post marchas en 10 municipios.
Por otra parte, jóvenes como Miguel Martín Montalvo, director de diversidad sexual del municipio de Puerto Morelos, asesoró muchas de las actividades para las empresas y el turismo incluyente, brindando capacitaciones sobre lenguaje incluyente y generando desde el activismo político una causa en común: la dirección de diversidad sexual en cada municipio, pero con acciones afirmativas y presupuesto disponible que permitan el acercamiento a las necesidades sentidas de la comunidad.

Orgullo y rabia de ser
¿Y si ya tienen sus derechos y si ya tienen su matrimonio igualitario, por qué siguen marchando? – Nos siguen repitiendo algunos -. Marchamos justamente por casos como el de Manuel Guerrero, joven mexicano detenido en Qatar por ser gay; seguimos en las calles manifestándonos porque a nuestras hermanas trans no se les está permitiendo llegar a espacios laborales justos y dignos; continuamos desfilando, porque como la plataforma visible.lgbt arroja en datos duros, tenemos hasta julio de 2024, 3,311 casos denunciados de discriminación y homo-lesbo-trans-bifobia en México; protestamos cada Pride, porque aún muchas personas consideran la bisexualidad como “una confusión”, siendo nuestro país una de las naciones con más juventudes bisexuales en el mundo.
Exponemos nuestro enojo, porque a pesar de los avances para prohibir los #ECOSIG muchos jóvenes, adolescentes e infancias diversas están presentando depresión e intento de suicidio por no contar con el apoyo necesario, para entender su orientación sexual e identidad de género.
Actuamos con urgencia en cada oportunidad porque aún hay factores de riesgo en las escuelas, en los barrios, en el trabajo, en esas mismas calles que transitamos tú y yo. Exhibimos nuestra esencia queer y presencia LGBTQ+, porque tenemos orgullo y rabia de ser.
Victor Quijano Bé: Asesor en turismo comunitario con formación en mediación y narrativa, y diplomado en Educación Sexual. Activista en Derechos Humanos, comprometido con la inclusión y la responsabilidad social. Colaboró como autor en @altavozlgbt y es integrante de la Organización Marcha del Orgullo Cozumel.