REDIM pide despolitizar la discusión sobre los libros de texto y su rol en la educación de niñas y niños
• La educación en derechos humanos, para la igualdad, la paz y contra la discriminación no debe ser ni lastre ni monopolio de ningún gobierno, sino una constante obligación del Estado mexicano.
*Tania Ramírez Hernández, directora Ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM)
Ante la enorme discusión entablada durante estos días en torno a los libros de texto gratuitos, desde la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) queremos hacer los siguientes señalamientos:
• La política educativa en nuestro país debe enmarcarse en el derecho a la Educación, consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), la Convención sobre los Derechos del Niño (CRC) y en nuestra propia Constitución, las cuales establecen que:
o DUDH, Art. 26: “2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales (…)”.
o CRC, arts. 28-29: “La educación debería estar orientada al desarrollo de la personalidad, capacidades, talentos y habilidades del niño, al respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales (…)”.
o CPEUM, art. 3: “Artículo 3o. – Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado -Federación, Estados y Municipios impartirá educación preescolar, primaria y secundaria. La educación primaria y la secundaria son obligatorias”.
Celebramos que, durante varios días, millones de personas hayan dedicado su tiempo a pensar en los libros de texto, la educación y la niñez de nuestro país e instamos a que este interés no cese ante temas igualmente urgentes en la educación y cómo la viven niñas, niños y adolescentes en nuestro país.
Se ha establecido una disputa a partir de lo que consideramos un falso dilema: contenidos sin errores y bien construidos o contenidos deficientes y cargados “a la izquierda”. Promover y proteger contenidos progresistas y que promuevan derechos no debe estar desvinculado de la responsabilidad de realizarlos con absoluto profesionalismo pedagógico y programático. Para ello, el trabajo de evaluación, elaboración, revisión y aprobación, tanto de contenidos como de los programas a los que responden, debe realizarse con amplia participación de personas expertas, atendiendo saberes locales, sociales, conceptuales y teóricos, siempre con un enfoque de derechos.
Recordamos que el abordaje de contenidos que promuevan la igualdad; cuestionen el racismo, clasismo o sexismo no debe ser ni lastre ni monopolio de ningún gobierno, sino una constante obligación del Estado mexicano.
¿Dónde sí deben estar las preocupaciones?: en los efectos de la sindemia por el COVID y el estar más de un año lejos de las aulas; en la urgencia de la educación sexual integral para evitar la violencia sexual y la discriminación; en las violencias (adultista, sexista, estructural y armada) que separa a niñas, niños y adolescentes de libros y de las escuelas; en la falta de protocolos de protección para generar escuelas seguras en entornos sanos, seguros y saludables; en las presuntas denuncias de violencia sexual ocurridas en espacios educativos; en la prevención del acoso escolar; en la baja paga y baja capacitación del magisterio; en la ausencia de una estrategia nacional de educación incluyente y otras que detengan el ciclo de exclusión y pobreza, que becas o programas como “la escuela es nuestra” no han logrado resolver.
Los libros de textos gratuitos son estrategia de un plan de trabajo más amplio que se han hecho públicos a destiempo y con problemas. Las y los docentes, comunidades estudiantiles y niñas, niños y adolescentes tendrán poco tiempo ya para adecuarse al nuevo ciclo escolar. Y una vez más, este aparente diálogo nacional tan extendido ha dejado fuera a los sujetos del derecho: niñas, niños y adolescentes (NNA). No hemos escuchado sus voces. La educación de la niñez no es botín político: es un derecho de NNA y ni siquiera se está hablando con ellos y ellas. Sin duda, son personas con experiencia en educación, pedagogía y enfoque de derechos quienes deben dedicarse profesionalmente a este asunto, pero a nivel de opiniones (que han inundado la realidad estos días) sería enormemente más valioso escuchar a la niñez y adolescencia, más que a tantas voces que han hecho de este tema opinología politizada sin haber asumido el interés superior de la niñez.