Promotoras mayas de crianza: fomentar un vínculo seguro a través del abrazo y el reconocimiento de las emociones
Por Abraham Bote Tun
María Rosalva Mena Ku es una mujer maya de San Antonio Sihó, Halachó. Ella, al igual que la mayoría de las mujeres de su comunidad, creció con una infancia llena de violencia y malos tratos, donde sus emociones no eran entendidas ni atendidas.
Sin embargo, es consciente de que esto no es adecuado para el desarrollo de las infancias, decidió romper con este círculo y no replicar este tipo de crianzas a sus hijas; adoptando otros modelos más sanos; enfocado en la ternura, el vínculo seguro, en el abrazo y el reconocimiento de las emociones.
“Nombrar esa emoción que sienten, ayuda mucho igual a que yo pueda enfrentar en vida cotidiana las maneras de enseñar a mi hijo a mi hija”.
Estas nuevas formas de crianza, no sólo le han servido para reflexionar sobre nuevas formas de vincularse con sus hijas, sino que le ha servido como un proceso de sanación de su alma y su corazón.
“Ha sido un proceso de sanación, darme cuenta de que hubiera sido otra mi vida, otra hubiera sido mi vida, si en mi infancia hubieran existido estas herramientas, o estos espacios para que mis padres se dieran cuenta, no se puedo dar, pero yo estoy aquí. Tratando de cambiar las cosas que están en mis manos y dejar algo nuevo para mis hijas”; concluye.
Ella una de las 12 promotoras en crianza con buenos tratos en favor de la niñez, de San Antonio Sihó. La mujer maya acepta que replicaba la crianza violenta que heredó de sus antepasados. Sin embargo, ahora ha adquirido nuevas herramientas para poder criar a sus hijas de una manera sana y amorosa.
Ella ha fortalecido los vínculos de amor con sus hijas, cambiando los castigos por darles abrazos, besos y celebrar sus aciertos. Además, de reconocer sus sentimientos, identificarlos, nombrar las emociones. Tomarlas en cuenta.
Mena Ku, junto a otras 11 mujeres de su comunidad recibieron un taller de capacitación por parte de Apis Sureste Fundación para la Equidad, en coordinación con el Centro Alternativo para el Desarrollo Integral Indígena (CADIN).
Esto con el fin de procurar una crianza libre de violencia y mejorar la calidad de vida de la niñez en su comunidad. Actualmente, las mujeres promueven estos conocimientos en su comunidad y otras cercanas, tanto a padres, madres, niños, niñas y juventudes sobre los derechos humanos y otros temas.
María Rosalva indica que gracias a este taller pudo identificar las prácticas las prácticas de crianza que no ayudan a los niños y niñas a desarrollarse de manera sana, los malos tratos que estaban normalizados.
“Identificar esas creencias que nosotros traemos desde patrones de crianza anterior de nuestros abuelos y de ahí transformándolas para aplicarlas en nuestras casas”; dijo.
Por ejemplo, la promotora dijo que muchas veces no reconocen las emociones de las infancias. Por ejemplo, cuando las y los niños dicen: “Hoy me siento muy triste”; “me siento cansada, “siento muy miedo”; muchas veces reaccionan de manera negativa. Con enojo, lo que deriva en malos tratos hacia sus hijos.
“Acciones que no ayudan al infante a entender la situación que están viviendo y no generamos el aprendizaje que el niño debería tener”; afirma.
Entonces, gracias a la capacitación que tomó se dio cuenta que los malos tratos puede ocasionar severas consecuencias en sus hijos, hacerlos más inseguro, que no se sientan con la libertad de expresarse, los generamos miedos, y demás consecuencias.
Las mujeres comparten sus saberes, sus experiencias de crianza y las integrantes de las agrupaciones les exponen formas para cambiar y de ahí generar alternativas; como son conocer las diferentes etapas de sus niños y niñas, aprender que un niño de 3 años no piensa igual que otro de 6. “Distinguir las etapas de desarrollo de los niños y niñas, ayuda a generar actividades y formas de comunicarse para cada persona”, indica.
VÍNCULO SEGURO
También una parte importante de la crianza con buenos tratos es promover los vínculos seguros, el comunicarse, abrazarlo, el tenerlos cerca, cantarle; estas acciones ayudan a su desarrollo. “Muchas veces nos abrazamos cuando tienen de cero a o años dos o tres años, pero luego como que vamos dejando los abrazos y ese vínculo se va rompiendo”.
Entonces, María afirma que es algo importante nunca romper este vínculo de cariño, de ternura con el hijo abrazarlo en cualquier momento, y romper con esa crianza basa en los castigos, regaños y golpes
La activista agrega: “Nos damos cuenta de que es muy importante abrazarlos, tenerlos cerca, también es importante jugar con ellos, construir juguetes con materiales que tenemos en nuestro alrededor y que ese juguete que no sea solo un juguete, sino que sea un juguete didáctico que permite también generar aprendizaje en el niño.”
¿Cómo ha sido aplicar estos conocimientos en su crianza?
La promotora maya admite que no ha sido fácil, pues ha sido un camino de reflexión; de descubrir que ella, al igual que otras mujeres, fueron educadas de una manera “maltratante”, y que por eso muchas veces ha replicado estos malos tratos en sus descendientes.
“Para ser madres, padres no tenemos receta, no tenemos una guía, mayormente replicamos lo que hemos aprendido, entonces para mí no ha sido muy fácil, primero darme cuenta, aceptar y asumir y que muchas veces también yo soy una mamá que a veces es maltratante en la crianza con mis hijas”.
No obstante, intenta todos los días transformar esas actitudes, esas formas que no le ayudan para estar bien con ellas. “Ha sido un reto para mí, reconocer mis malos tratos y empezar a construir nuevas nuevos tratos”, reitera.
María sigue trabajando todos los días para fomentar una crianza basada en los buenos tratos, reconocimiento de las emociones y fortaleciendo los vínculos seguros entre sus madres, padres y los hijos e hijas. Quiere que sus hijas se puedan desarrollar en entornos saludables, libres de violencia y que repliquen estos aprendizajes en sus hijos y en otras personas.