Cultivar la tierra y saberes mayas es cuidar a las infancias
Por Abraham Bote Tun
Cultivar la tierra, de una manera sustentable a través agroecología; cultivar los saberes mayas ancestrales, la milpa, es una manera de cuidar a las infancias, al planeta y preservar la cultura maya.
Desde el 2021, en medio de la pandemia del covid-19, Casa de Saberes X-Hazil Sur, ubicada en la comunidad del mismo nombre, en Felipe carrillo Puerto, Quintana Roo, brinda un espacio comunitario dirigido especialmente a niñas, niños y madres, en el cual buscan recuperar los conocimientos mayas que se han perdido la comunidad, debido a la migración al turismo y otros factores.
Niños y niñas se reúnen para aprender sobre el cultivo de la milpa, de técnicas agroecológicas y de los saberes mayas. Con esto, no sólo refuerzan su cultura madre, sino que valorizan la maya. Su lengua y se sienten más orgullosas y orgullosos mientras aprenden a cómo producir sus alimentos de una manera saludable, sin uso de plaguicidas tóxicos.
Cuidan infancias, cuidan el planeta en este proceso de revalorizar las prácticas ancestrales mayas cultivar la tierra cultivar. Y al medio ambiente.
En la casa las infancias, junto a sus madres y padres; de una manera horizontal y comunitaria, aprenden sobre los ciclos naturales, de los procesos biológicos que hay en la tierra, de flora fauna, de salud del suelo, pero no desde una concepción académica, sino con una visión ligada a la espiritualidad, la forma de vida y la lengua maya.
“Me gusta venir aquí a pintar la milpa, a jugar con amigos, a pasear por el pueblo. El otro día sembramos cilantro y rábano, preguntamos a nuestra familia en qué luna es bueno plantar”, expresa la niña Danna Poot Chan, 10 años.
Damaris Cruz Tun, una de las promotoras del proyecto, explicó que Casa Saberes surgió en el contexto de la pandemia, en el 2021, cuando muchas mamás externaron con la preocupación de que sus hijas e hijos estaban muy atrasados, debido a las brechas digitales, las clases en línea, y otras plataformas digitales a las cuales no todas tenían acceso para continuar con su educación.
Entonces, ante esta desigualdad, implementaron un pequeño espacio para las infancias del pueblo maya, donde les puedan apoyar en la parte académica.
Después, gracias al Programa Interinstitucional de Especialidad en Soberanías Alimentarias y Gestión de Incidencia Local Estratégica ( PIES-AGILES ), del Conacyt, obtuvieron más herramientas y conocimientos para encaminar su proyecto con un enfoque más comunitario y agroecológico.
“Es ahí donde empezamos a ver la necesidad de visibilizar los saberes que hay en la comunidad para sirven como catalizador para el aprendizaje de niños y niñas”, indica Damaris.
De acuerdo con la maestra en desarrollo rural, existen muchos conocimientos que no están siendo transmitidos de los abuelos, las abuelas a los niños y niñas por una desvalorización del trabajo en la tierra. Para la facilitadora de los talleres este tipo de programas son importantes para las infancias, para alejarlas de la violencia y problemas sociales que aquejan a la comunidad.
Cruz Tun detalla que X-Hazil Sur, al igual que otros pueblos mayas de la península, enfrenta diversos males sociales: los niveles de alcoholismo, drogadicción, violencia y deserción escolar son muy altos. “Estamos en focos rojos”; confiesa.
Por eso, a través de estas actividades, inculcan en los niños, junto a sus familias, habilidades sanas, para que puedan ser parte de la comunidad, que la cuiden, que sean activos en ella, y así evitar este contexto peligroso y vulnerable en el que se están desarrollando.
También, destaca, desarrollan habilidades que quizá en la escuela no las van a aprender, al menos no de esta manera: de relacionarse con la tierra, ser críticos ante la realidad que ven. “Son pequeñas semillitas que nosotros vamos sembrando”, expresa.
Además, gracias a estas acciones los niños y niñas empiezan a mostrar más interés por su legado maya, sus orígenes, el pasado de sus familias y de su pueblo.
“Una mamá me contaba que desde que asiste con su hijo, ya ha notado mucho como su curiosidad por aprender de sus abuelos ha aumentado, cómo se acerca y le pregunta Cómo se siembra esta semilla; en qué época se siembra y que él ya quería empezar a sembrar y que él quería su pedacito de terreno para empezar a sembrar”.
Esto es una muestra de cómo la Casa de Saberes está reforzando estos conocimientos que se están perdiendo; el producir sus propios alimentos.
“Muchos de mis tíos y familiares me hablan en maya y yo no sé qué responderles, les digo cosas en español pero sí entiendo la maya, no sé por qué no lo hablo. Me parece bien que aquí nos deje de dar pena hablar en maya”. Derick Hernández Yeh, 10 años.
También esta iniciativa brinda las herramientas para que las y los niños puedan producir sus alimentos de una manera más saludable y sana, por medio de la agroecología y no replicar estas prácticas han dañado la tierra, el medio ambiente y la salud. “PIES-AGILES nos dio esta visión de generar un cambio en el uso de los agrotóxicos”.
Además de hacerles sentir orgullosos de sus orígenes mayas, derribar esa vergüenza que puedan sentir por hablar maya y valorizarla. “La maya es una lengua muy bonita, no se debe olvidar, es nuestra tradición, tiene que seguir hablándose en el futuro. Nosotros vamos a enseñarle a nuestros hijos”. Diego Che Cab, 10 años.
Cultivar saberes es cuidar las infancias
Damarias indica que han observado que en el pueblo aún prevalece esta cercanía con los abuelos, con las mamás. Un enlace que hay entre los integrantes de las familias y sus vecinos y vecinas que promueve que entre todos nos cuidemos.
“Aquí todavía se cuida en comunidad, se cuida la mamá, la tía la vecina, todos están involucrados en el cuidado de los niños y mientras nosotros más promovamos esta cercanía a la lengua, a la medicina tradicional, a la cocina maya pues más estamos fortaleciendo estas redes de cuidado”
A su vez, agrega, los hacemos sentirse orgullosos de lo que son, de dónde vienen, de su raíz que de alguna manera los va a fortalecer en un futuro cuando les toque salir y no se sientan avergonzados de sus raíces.
Cuando Emmanuel, mi hijo, le habla en maya a su abuela, es una emoción, te da bonito. Es muy importante lo que se puede hacer en esos espacios, los niños no se dan cuenta ahora del lugar tan bonito en el que viven, lo ven como algo inferior, pero si uno se los inculca, se van a interesar, se van a acercar a ver, a escuchar. Está muy bonito que se trabaje para que no se pierda”. Lidia Muñoz Uh, mamá de Emmanuel, 26 años.
¿Por qué se han perdido los saberes mayas en la comunidad?
Para la especialista en soberanía alimentaria, se trata de varios factores, desde la migración, la falta de empleos, apoyos al campo, pero algo que ha afectado más es el turismo masivo de la región. Ante la ausencia de oportunidades, la mayoría de las personas de la comunidad deciden trabajar en los hoteles de Riviera Maya, por ende se deja de trabajar la tierra.
Aunado a esto, explica, los procesos educativos siguen siendo en español, con libros que no están en el contexto de la comunidad; también persiste la discriminación por ser y hablar en maya.
“Entonces, ven como una manera de protegerse, el dejar de lado su legado maya”; indica.
CAMPAÑA DE RECAUDACIÓN DE FONDOS
Bajo el lema Cultivar saberes es cuidar las infancias, actualmente y hasta el 12 de mayo, la organización está recaudando fondos por medio de la plataforma HIPGive, para reparación de la infraestructura de su espacio, ya que no cuentan agua, corriente, puertas seguras y el techo se deteriora más con cada temporada de lluvias.
Así como recurso para preparar los talleres, intercambios y encuentros del verano. Necesitamos sillas y material didáctico para nuestras prácticas agroecológicas y artísticas. Y tener equipo para darle difusión al proyecto.
Para donar pueden entrar a este link https://hipgive.org/es/campaign/lenguasvivas/cultivar_saberes_es_cuidar_las_infancias