Desastre ambiental: Mueren envenenadas millones de abejas por fumigación en Campeche
Afectación de más de 3 mil colmenas y pérdida de hasta 12 millones de pesos, reportan apicultores e investigadores
Por Abraham Bote Tun
Leydy Aracely Pech Martín, apicultura maya, integrante de la Alianza Maya por las Abejas Kabnáalo’on, desde hace más de 6 años no puede cultivar miel de sus abejas meliponas en su tierra Hopelchén, Campeche. Debido a que la tierra, el aire y el medio ambiente está envenenado por las constantes fumigaciones y uso de plaguicidas y tóxicos de los ranchos.
Este problema empezó desde hace unos 20 años, pero ahora se ha agudizado, aunado otro tipo de prácticas de la agroindustria, así como la deforestación que han causado a la selva los diversos ranchos de los menonitas.
El 27 de marzo de 2023, se registró un nuevo desastre ambiental en la comunidad maya de San Francisco Suc Tuc,y Oxá,Hopelchén, Campeche. Una muerte masiva de abejas, que fueron envenenadas debido a una fumigación aérea que dañó un área de 12 kilómetros. Estiman que fueron afectadas alrededor de 200 millones de abejas, más de 3 mil 300 colmenas y a 80 apicultores; así como otro número incalculable de abejas nativas de la región.
Esta catástrofe ambiental, como califican los apicultores mayas, representa una pérdida de más de 12 millones de pesos para el sector. Que no solo afecta el trabajo, la economía de las comunidades mayas, sino la salud de la población y pone en peligro la soberanía alimentaria.
“Como hemos evidenciado en años anteriores, vivimos en el contexto de un modelo agroindustrial que devasta, destruye, envenena, comercial y contamina nuestras principales fuentes de empleo, exterminando nuestras abejas y recursos naturales. Enfrentamos el crecimiento sin control de una franja agroindustrial que atraviesa la última selva maya, herencia de nuestros ancestros y legado para nuestros pueblos”; manifestó el Colectivo Maya de los Chenes.
La agrupación se solidarizó con los recientes hechos sucedidos en la comunidad de San Francisco Suc-Tuc, donde compañeros apicultores están enfrentando “una de las peores catástrofes ambientales documentadas en la historia de nuestro municipio”, consecuencia del uso excesivo e irracional de sustancias altamente peligrosas utilizadas en los campos de cultivo presentes en nuestra región.
“Lamentamos y condenamos que nuestros derechos humanos y como pueblo originario se encuentren por debajo de los intereses capitalistas de empresas extranjeras que han invadido nuestro territorio y afectan directamente nuestras formas de vida y desarrollo con sus semillas transgénicas y sus llamados paquetes tecnológicos”, sentenciaron.
A su vez, según expusieron, la muerte masiva de abejas y polinizadores nativos, así como la contaminación de los cuerpos agua y el acuífero por fumigaciones agrícolas se repite “impunemente a lo largo de toda la península de Yucatán” y no es la primera vez que esta situación es evidenciada y denunciada, pues aseguraron que lo mismo sucedió en la zona de la montaña de Hopelchén, en el año 2012 y en la comunidad de Candelaria, municipio de José María Morelos, Quintana Roo en los años 2018 y 2022.
Ante este desastre natural, hace un un llamado de exigencia a la prohibición de estas sustancias, la regulación y modificación de las leyes que permiten estas prácticas ecocidas, así como a iniciar una transición hacía un modelo de producción agrícola que sea más sustentable, sostenible y de bajo impacto a los medios de vida. “Nuestra lucha es por la vida, el agua, los montes y nuestra identidad como pueblo maya que continúa resistiendo a través del tiempo ante la colonización, extractivismo y exterminio de nuestra cultura”.
A su vez, exigen a las autoridades realizar las diligencias necesarias para investigar lo ocurrido, ordenar las medidas de seguridad, correctivas y de urgente aplicación, comenzando por prohibir las fumigaciones en el municipio, para contener y evitar una mayor propagación de los contaminantes y la generación de impactos adversos acumulativos y sinérgicos, así como iniciar los procedimientos administrativos sancionatorios encaminados a la reparación del daño y dictar las sanciones correspondientes a quien o quienes resulten responsables.
INFORME ECOSUR
Debido a este problema de envenenamiento, investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) acudieron al lugar para levantar muestras de las abejas y de la zona, para realizar un informe de análisis preliminar de la intoxicación masiva de abejas en Suc Tuc y Oxá, Hopelchén, Campeche.
De acuerdo con el reporte, los investigadores realizaron una estimación inicial de los daños causados por la intoxicación de abejas. Se trata, en primer lugar, de daños humanos, por afectar al trabajo de decenas de familias campesinas de este municipio, y otra cantidad similar de familias que trabajan en apoyo a los apicultores como mano de obra pagada.
También, según señala la investigación de ECOSUR, existe un daño ambiental importante, pues además de las abejas de los apicultores, sin ninguna duda, deben estar afectadas las abejas nativas, de las cuales la península de Yucatán alberga al menos 233 especies. Entre estas especies figura la Melipona beecheii, parte del patrimonio biocultural del pueblo maya,bajo el nombre de Xunan Kab’, y que “muy probablemente se encuentra afectada en gran magnitud”.
De manera preliminar, también señalaron que esto representa severos daños económicos, pues las abejas no solo contribuyen a la producción de miel, de la cual México es el tercer exportador mundial, sino que los productores realizan una labor fundamental de polinización de cultivos agrícolas.
Costo de la pérdida de abejas
Pérdida de empleo rural. Según el informe, considerando a 80 apicultores afectados, y que, para un apicultor promedio de la península de Yucatán, se dedica 75 días de trabajo familiar al año, y se pagan 90 días de mano de obra de apoyo resulta una pérdida de 80x (75+ 90) =13 mil 200 días de trabajo rural.
Pérdida de cosecha en 2023. Considerando 3 mil 365 colmenas perdidas, un rendimiento de 31 kg de miel por colmena, y un valor de comercialización de la miel de 43.6$/kg (precio miel 2021 según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, resulta una pérdida de 3,365x 31x 43.6= 4 millones 548 mil 134 pesos mexicanos.
Pérdida de población de abejas. Considerando 3 mil 365 colmenas perdidas y un valor de $1000 para cada enjambre necesario para repoblar cada colmena, resulta una pérdida de 3000 x 1000=3 millones 365 mil pesos mexicanos
Sumado a la pérdida de producción agrícola por falta de polinización. Considerando que la distancia más grande entre apiarios afectados es de 11km, se puede considerar que el radio de afectación de la aplicación de insecticidas es mínimamente de 6 km, representando una superficie de 11 mil 304 hectáreas. Multiplicando esta superficie por el valor del servicio ambiental de polinización de 449$/ha calculado arriba, resulta una pérdida económica de 5 millones 077 mil 284 pesos mexicanos.
La apicultora maya, Leydy Aracely Pech comentó que este problema no es de ahora, sino que ya tienen más de 20 años se han reportado la muerte de las abejas por culpa de la agroindustria y el uso de plaguicidas. “Creo que esto fue lo último que detonó, que realmente pudiéramos mirar la magnitud del tamaño del daño que está enfrentando la apicultura por la agroindustria”, expresó.
A su vez, recalcó que ahora se habla de 3 mil 600 colmenas afectadas, pero en realidad después viene la “muerte crónica”, porque hay más abejas que se van morir de manera gradual de manera que digamos gradual y también aumentará el número también de familias de apicultores afectados con este desastre.
La activista explicó que esta reciente fumigación masiva se realizó en un rancho cercano a los apiarios de los apicultores, donde se siembra maíz para una semilla híbrida porque viene un brote de gusano cogollero, fueron tres productos químicos que se aplicaron para el control de esta plaga.
En su caso, dijo que sus abejas murieron hace unos 6 años por una situación similar, y desde ese tiempo no ha podido cultivar más. “Hasta el día de hoy no he podido dado a la situación tan crítica que estamos viviendo con los venenos, es muy difícil volver a recuperar nuestras abejas y colmenas”; sentenció.
Por eso, hizo hincapié en que recuperar a las colmenas envenenadas no va a suceder de la noche a la mañana, tendría que llevar un proceso de años; además hay que tener las condiciones; que se deje de fumigar. “Si no se toman cartas en el asunto, si no sancionan a nadie, no castigan a nadie, pues no va a dejar de suceder, aunque hagan un esfuerzo los apicultores, esto va a volver a suceder, se van a volver a morir las abejas”, subrayó.
Dijo que el tema de la fumigación en Hopelchén no para. Hay aéreas, así como terrestres, hay fumigaciones para los cultivos de soya, el sorgo, el arroz, el maíz, las hortalizas, el chile. “Tenemos una exposición y un uso de venenos permanentes en el ambiente. Estamos en una situación crítica ya no solo en las abejas, sino en la salud de las personas, y el medio ambiente”; advirtió.
“Las abejitas están interactuando en un espacio donde están siendo aplicados productos altamente peligrosos que las matan”, externó.
Ante este panorama desolador, los colectivos mayas, apicultores, agrupaciones y activistas exigen que estas fumigaciones “altamente peligrosas” se prohíban en el estado, pues en otros países, como en Europa ya no son permitidas.
Son plaguicidas que afectan y atentan contra la vida de las personas, de las abejas y el medio ambiente y ponen en riesgo los alimentos al mismo tiempo.
Además, como colectivo de comunidades mayas, piden que se pueda revertir la forma de producción; porque hay otra manera de producir de una manera más sana sin uso de químicos y plaguicidas sin atentar con la vida y alimentación; usar la agroecología como una alternativa ante la agroindustria para tener productos más sanos.
“No se puede anteponer primero intereses de la agroindustria que pone en riesgo la vida de las comunidades”; sentenció Leydi Pech.
Reiteró: Mientras no castiguen, no sancionen a nadie, van a seguir estas prácticas, y es el reclamo que tenemos nosotros como comunidades indígenas. “Todos tenemos derecho a trabajar, pero siempre es un derecho a que no afectemos al otro, creo es necesario que haya otra nueva manera de trabajar y que se coordinen todos los gobiernos, porque al final, las comunidades estamos siendo objeto a violación de nuestros derechos, al uso y disfrute de nuestro territorio”; indicó.
Por último, indicó que las comunidades haciendo otros esfuerzos de producción orgánica, de producción agroecológica; demostrando que sí es posible otras formas de producción más sanas que nos permita vivir bien. No se puede quedar solamente con un modelo que atenta contra la vida, la soberanía alimentaria de los pueblos indígenas.