“No puede haber desarrollo con desigualdad y con la riqueza concentrada en unas cuantas manos”

Comunidades mayas y activistas establecen el desarrollo que quieren para la península de Yucatán

Por Abraham Bote Tun

Las comunidades mayas están luchando por defender su patrimonio que les dejaron los mayas; su agua, su territorio, el aire, sus recursos naturales de las amenazas que representan los megaproyectos.

Los cuales, según expusieron, causan desastres, enfermedades: “nos están quitando las cosas que nos sirven para vivir. Están desaparecidos nuestra vida y nuestro territorio. Hace tiempo nuestros ancestros heredaron el territorio maya y nos los están quitando. En vez de garantizar la vida nos destruye; están haciendo cosas en nuestro territorio que no deberían ocurrir”; sentenció Leydy Pech Martín, originaria de Hopelchén, Campeche e integrante del Colectivo Maya de los Chenes.

Como parte de las conclusiones del foro “Desarrollo Comunitario, Biodiversidad y Derechos Humanos en la Península, que se realizó este 29 de agosto, comunidades mayas, activistas y organizaciones civiles dieron a conocer este martes, 30 de agosto, un posicionamiento para defender su territorio frente a los megaproyectos extractivistas como granjas porcícolas, el “turismo depredador”, industria inmobiliaria, entre otros. “No puede haber desarrollo con desigualdad y con la riqueza concentrada en unas cuantas manos. No hay desarrollo en la Península de Yucatán si no es para todas y todos”, manifestaron.

El documento está respaldado por decenas de activistas y agrupaciones como Greenpeace México, Indignación, Kanan Derechos Humanos, el Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán, entre otras.

A Leydy Pech le acompañaron José May, de Ka´nan Ts´onot, Guardianes de los Cenotes, Martha Tun Chuil y Alberto Rodríguez Pisté , ambos del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chikin´ja, quienes expusieron que la península de Yucatán enfrenta una grave crisis ambiental generada por megaproyectos extractivistas como las fábricas de cerdos, el despojo, el modelo inmobiliario, la agroindustria y los monocultivos, parques eólicos y solares, los proyectos turísticos el gran ecocidio generado con el proyecto del Tren maya.

“Estos proyectos además impactan los modos de vida tradicionales y la riqueza biocultural de los pueblos originarios que habitan en la península de Yucatán, rompiendo nuestro tejido social”, subrayaron.

Lo anterior, aseguraron, ha agravado la crisis de pérdida acelerada de biodiversidad y profundizado los impactos ambientales, sociales, culturales y de violación a los derechos humanos que han sido y continúan siendo devastadores.

Algunas de las conclusiones que señalaron en su posicionamiento son: No aceptamos el concepto del desarrollo impuesto y construido sobre un racismo estructural y sistémico. Para nosotras el desarrollo es la garantía del trabajo libre y la aplicación de sus conocimientos ancestrales, aprovechando nuestros recursos de manera sustentable cuya defensa se hace desde la colectividad.

Asimismo, externaron que se deben garantizar las condiciones que respeten nuestros modos y medios de vida y los servicios básicos en las comunidades; si nuestras necesidades están cubiertas, entonces podremos luchar contra esta devastación.

“Somos las comunidades quienes debemos estar al centro de la lucha. Los pueblos organizados deciden cómo manejar y aprovechar sus bienes naturales, las comunidades debemos decidir el desarrollo que queremos. Valoramos y reconocemos la cosmovisión ancestral que nos permite resolver nuestros problemas locales sin una visión externa”.

También señalaron que no puede haber desarrollo con desigualdad y con la riqueza concentrada en unas cuantas manos. “No hay desarrollo en la Península de Yucatán si no es para todos y todas. Buscamos un buen vivir que ponga freno a la industria y sus actividades extractivistas”.

“No aceptamos la continua violación de nuestros derechos humanos al agua; al medio ambiente; a la tierra y el territorio; a nuestra libre determinación y autonomía. Luchamos contra la resignación, las cosas sí pueden cambiar y deben hacerlo”.

“Nuestro territorio es uno, lo que pase en Campeche, lo que pase en Quintana Roo, lo que pase en Yucatán nos afecta a todos y todas. Y tenemos derecho a decidir cómo queremos vivir en nuestro territorio. Esto no termina aquí, llevaremos todo lo que reflexionamos con otros y otras a nuestras comunidades, a nuestras casas, a nuestros barrios. Tenemos que hacer trabajo de base”, enfatizó Leydi Pech.

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