Existe un crecimiento de las desapariciones de infancias y adolescentes en México

Urge corregir las fallas que siguen existiendo en los procesos de búsqueda en fiscalías e instituciones públicas que impiden encontrar a víctimas durante las primeras horas

REDIM presenta investigación “infancia cuenta 2022: niñez y desapariciones”

Redacción/ Fotos de Paula de Mónaco / María José Martínez  / Miguel Tovar 

Las niñas, niños y adolescentes son víctimas de diversas formas de desapariciones en México, un delito en aumento —y vinculado a otros más— que es originado por múltiples causas que tienen como principales impulsores la violencia producida por las organizaciones criminales, la delincuencia organizada, así como la propia violencia que se genera en los hogares. Éstas son algunas de las revelaciones halladas en el documento la “Infancia Cuenta 2022: Niñez y desapariciones”, realizado por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), con la finalidad de mostrar el impacto que tiene para las infancias la crisis de desapariciones que se vive en México.

De acuerdo con la investigación, en total, desde que se tiene registro (1964) al día de hoy, 87,436 niñas, niños y adolescentes han sido reportadas desaparecidas (no localizadas o localizadas) durante 2021 y una de cada cinco de estas personas continuaban desaparecidas o no localizadas hasta el 9 de agosto de 2022 (17,593 en total). A pesar de las cifras, la investigación desvela que en las fosas clandestinas no suelen aparecer cuerpos de personas menores de 17 años de edad.

La investigación presentada en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que se conmemora cada 30 de agosto, se basa en la metodología de incidencia en datos que REDIM ha construido por 18 años; en esta oportunidad dirigida a actualizar la situación de las infancias desaparecidas en el país, a partir de información estadística, voces de personas expertas; análisis de datos y otros documentos como legislaciones y protocolos, así como respuestas oficiales de seis (6) fiscalías y otras instituciones vía transparencia. Muy especialmente, la investigación está nutrida de testimonios de niñas, niños y adolescentes que narraron los impactos de las desapariciones una vez sus familias se vieron obligadas a entregarse a las búsquedas.

Se trata de niños, niñas y adolescentes ejerciendo su voz y derecho a la participación;  muestran la cara de esta nueva realidad con la que se están formando las infancias en México: la de la niñez y adolescencia buscadora. “Niños, niñas y adolescentes que crecen en las más de 100 mil familias golpeadas por la desaparición de alguno de sus seres queridos y que han aprendido, de la mano de colectivos y organizaciones, a buscar a sus familiares en instituciones, manifestaciones, incluso fosas comunes, siendo parte de una larga cadena de víctimas: la de las personas desaparecidas y las de aquellas que todavía les buscan y viven duras realidades en esta labor”, resaltó Tania Ramírez, directora de la REDIM.

Algunos hallazgos observados 

De acuerdo con el documento que lleva por título “La Infancia Cuenta en México 2022 Niñez y Desapariciones: Cómo la desaparición afecta a niñas, niños y adolescentes en México” las estadísticas muestran un crecimiento de las desapariciones en general, donde niñas, niños y adolescentes, al igual que adultos jóvenes de 19 a 29 años, destacan entre las principales víctimas del delito de desapariciones: adolescentes en su mayoría. 

En todo el territorio nacional desaparecen más mujeres que hombres (aunque en algunos estados la tendencia es inversa). Cada día, 17 personas entre 0 y 17 años se reportaron desaparecidas (no localizadas o localizadas) en México durante 2021, en una cifra que se incrementa a medida que pasan las horas. En total, desde que se tiene registro (1964) al día de hoy, 87,436 niñas, niños y adolescentes han sido reportadas desaparecidas (no localizadas o localizadas) durante 2021 y una de cada cinco de estas personas continuaban desaparecidas o no localizadas hasta el 9 de agosto de 2022 (17,593 en total). A pesar de las cifras, la investigación desvela que en las fosas clandestinas no suelen aparecer cuerpos de personas menores de 17 años de edad.

“El estudio evidencia también la profunda desatención que en la actualidad tiene la crisis de desapariciones no sólo por parte del Estado mexicano, sino también de la sociedad, quienes dejan el problema solamente a las familias de las víctimas. Hoy las desapariciones y en particular la de niñas, niños y adolescentes sufren invisibilización, incluso estigma, y un silencio que ha embargado la vida ciudadana en México”, señaló Ramírez.

Asimismo, la publicación expone las fallas que siguen existiendo en los procesos de búsqueda, principalmente por parte de las fiscalías e instituciones públicas, quienes no registran las desapariciones y localizaciones con mayor exhaustividad. “Pudimos observar que al momento en que se reportan las desapariciones y localizaciones de niñas, niños y adolescentes, se dejan de registrar detalles del cautiverio, que son relevantes en la investigación del delito, pero también de los presuntos perpetradores o de las violencias que pudieron haber sufrido las infancias en el tiempo en que estuvieron desaparecidas. Las autoridades, además, cierran las investigaciones una vez que sucede la localización, lo que impide conocer cuáles son los patrones y móviles del delito para prevenir futuras desapariciones y evitar la impunidad”, agregó la directora de REDIM.

El estudio detectó que en algunos estados como Jalisco las alertas de búsqueda no se emiten adecuadamente. Tampoco los protocolos de búsqueda se aplican, lo que refleja algunas de las tantas dificultades que padecen las familias que buscan a niñas, niños y adolescentes desaparecidos. Los datos recabados confirman también graves problemas de comunicación entre las fiscalías a cargo y las Comisiones tanto nacional como locales de Búsqueda. En consecuencia, la falta o negación de información entre instituciones está obstaculizando el acceso a la verdad y complejiza aún más la posibilidad de hacer búsquedas efectivas, apunta el documento.
Otros de los hallazgos resaltan que, en México, la mayoría de las personas desaparecidas de 0 a 17 años son mujeres (55%); las cifras son más elevadas entre mayores de 12 años (74.5%). Asimismo, durante el año 2021, niñas, niños y adolescentes desaparecieron en todos los estados del país, pero en mayor número en Estado de México (22.2%), Tamaulipas (10.1%) y Jalisco (7%). Esas tres entidades concentran 39.3% de los casos en las 32 entidades del país, cuatro de cada diez niños, niñas y adolescentes han desaparecido allí; mientras que ocho de cada diez niñas, niños y adolescentes reportados como desaparecidos son localizados con vida. 

Delitos vinculados a las desapariciones

Los resultados de la investigación señalan que niñas, niños y adolescentes son afectados por el delito de desapariciones por una mezcla de factores que inciden en que éstas sucedan y que involucra a varios actores y tipos de modus operandi, mediante el secuestro, la trata y explotación sexual.

También a través del reclutamiento a manos de la delincuencia organizada, quien encuentra en la pobreza y en las precarias condiciones de vida, marcada por las desigualdades, la deserción escolar o falta de acceso a la escuela, el consumo de drogas y la falta de oportunidades para niñas, niños y adolescentes, las condiciones para reclutarles e integrarles a organizaciones criminales. Para ello, en ocasiones se valen del uso de las redes sociales como una vía de convencimiento que forma parte parte de un proceso de reclutamiento permanente, revela la investigación. En esta modalidad destaca un reclutamiento de todos los niveles, no sólo actividades delictivas sino también actividades lícitas donde se les paga menos por más tiempo permanente, pero que expone a las infancias a otras formas de explotación.

Igualmente, la investigación pudo identificar desapariciones que surgen producto de las violencias que se viven dentro del hogar —que hace se conviertan en un factor expulsor como estrategia de sobrevivencia, pero que puede arrojarles a ser víctimas de la delincuencia organizada— o aquellas que pueden producirse por la sustracción a manos de unos de los padres o madres, se expuso en el estudio

La crisis de desapariciones ha originado también una nueva modalidad y forma de violencia que carece de registro exhaustivo y muestra sólo algunos patrones en la que se usan a niñas, niños y adolescentes para reproducir violencias: la desaparición “intermitente”, es decir, niños, niñas y adolescentes desaparecidos en más de ocasión durante un mismo periodo de tiempo, así lo revelan datos de la Fiscalía de Jalisco, quien registró un total de 69 “Niñas, Niños y Adolescentes reincidentes denunciados en 2021”.

Ante la complejidad de los delitos que involucran las desapariciones, el Estado mexicano tiene la obligación de ampliar las investigaciones para conocer qué sucede mientras las víctimas estaban desaparecidas. Sin embargo, la Infancia Cuenta 2022 muestra que los patrones carpetas o investigaciones por desaparición se cierran una vez que son localizados, por lo que se desconoce qué ocurre mientras están desaparecidos y, por tanto, poco se puede prevenir que esa cifra siga creciendo.

“Detectamos aquí un ámbito donde urge se genere y difunda más información y un área de oportunidad para construir garantías de no repetición y acceso a la justicia en estas violaciones a los derechos humanos”, afirma el documento que incluye una serie de recomendaciones para brindar soluciones desde la sociedad civil y al Estado mexicano para la atención y prevención de las desapariciones en el país. 

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