Procesos legales: La estrategia de activistas para frenar los daños ambientales del Tren Maya

La construcción del Tren Maya, un megaproyecto promovido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, está generando crecientes preocupaciones entre los activistas por su impacto ambiental y social. Frente a esta situación, el colectivo SOS Cenotes ha adoptado una estrategia centrada en procesos legales para frenar los daños y exigir el respeto a los derechos de las comunidades indígenas.

Desde el anuncio del proyecto, se han interpuesto aproximadamente 60 demandas de amparo contra el Tren Maya, tanto en tramos específicos como en el proyecto en su totalidad. Estas acciones legales reflejan una fuerte preocupación social y legal por el impacto del megaproyecto en el medio ambiente y las comunidades locales.

Violaciones a derechos humanos

Los argumentos en estas demandas subrayan varias violaciones graves:

ACCIONES

La construcción del Tren Maya, un megaproyecto impulsado por el presidente López Obrador, enfrenta un creciente rechazo de activistas que señalan su impacto ambiental y social. Ante la urgencia de frenar los daños, el colectivo SOS Cenotes ha adoptado una estrategia basada en procesos legales, la cual tiene como objetivo denunciar la destrucción de la biodiversidad y exigir el respeto a los derechos de las comunidades indígenas locales. A esto se suma el fortalecimiento de la labor de documentación y comunicación de las graves afectaciones del proyecto. 

Hasta la fecha, distintos grupos han interpuesto aproximadamente 60 demandas de amparo contra el megaproyecto del Tren Maya, lo que refleja una amplia preocupación social y legal en torno a su implementación. Estas demandas se han presentado no solo contra tramos específicos del proyecto, sino también contra la totalidad de la obra, incluyendo sus infraestructuras complementarias y actividades relacionadas. 

Los argumentos presentados se subrayan la vulneración de derechos humanos fundamentales, entre los que destacan: la violación al derecho a un medio ambiente sano; violaciones al derecho al agua, vital para la subsistencia de las comunidades locales y la sostenibilidad del entorno; y la afectación a la autonomía y libre determinación de los pueblos y comunidades indígenas, cuyos territorios y formas de vida están siendo directamente impactados por el proyecto.

SOS Cenotes, en alianza con TerraVida AC, una organización dedicada a impulsar y fortalecer procesos de cuidado y defensa de la naturaleza y el patrimonio biocultural en México, busca fortalecer dos procesos legales en curso. El objetivo es detener el avance del Tren Maya y promover la reparación de daños causados. También se están preparando nuevas demandas relacionadas con proyectos adyacentes al Tren, enfocadas en proteger corredores biológicos y áreas naturales protegidas, como Sian Ka’an, Calakmul y los arrecifes del Caribe Mexicano.

Para potenciar sus esfuerzos de documentación, difusión y litigio, SOS Cenotes ha lanzado una colecta en línea a la que se puede sumar cualquier persona con donaciones desde 100 pesos. “Estamos en contra de que un proyecto de esta magnitud avance, se siga construyendo e incluso empiece a operar sin estudios públicos, sin cumplir la ley, vulnerando los derechos humanos de quienes vivimos en la región, y con gravísimas afectaciones ambientales y culturales”, explica Camila Jaber, apneista mexicana, ingeniera en recursos hídricos e integrante de SOS Cenotes.

El Tren Maya, con una ruta de 1,525 kilómetros, cruza cinco estados del sureste del país: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Sus vías atraviesan selvas debajo de las cuales se encuentra la red de ríos subterráneos más grande del mundo, con cavernas y cenotes que conforman el gran acuífero maya. Estos ecosistemas son hogar de animales silvestres y vegetación endémica, incluso especies en peligro de extinción como el jaguar y el grisón.

La región también es habitada por millones de personas cuyo principal suministro de agua potable es la red de ríos subterráneos, considerada como la reserva de agua dulce más grande del país.

Los activistas alertan sobre los peligros del suelo poroso de la zona, compuesto por roca calcárea que se disuelve y rompe fácilmente. Los pilotes de concreto y acero que se están colocando dentro de los cenotes y cavernas para soportar el paso del tren están causando un impacto ambiental irreversible. Además, el posible colapso de las vías de un tren que transporte principalmente hidrocarburos – un riesgo real señalado por especialistas -, podría resultar en un desastre para el acuífero, con consecuencias que podrían llegar hasta las playas y arrecifes.

La sección más controversial del proyecto es el tramo 5, que abarca desde Cancún hasta Tulum pasando por Puerto Morelos y Playa del Carmen. La obra ha enfrentado un retraso de varios meses debido a la falta de estudios y a la complejidad para construir sobre el suelo poroso. Como resultado, el gobierno ha tenido que modificar los planos hasta optar por tramos elevados. 

Un ejemplo reciente de los problemas generados es la inundación en Bacalar, en la colonia Diego Rojas Zapata, donde el terraplén del Tren Maya interrumpió un flujo pluvial natural. Debido a intensas lluvias, lo que antes escurría en dos a tres días ha dejado a al menos 50 familias sin acceso a sus hogares. Hasta el 29 de julio, la zona seguía inundada. 

“Somos un colectivo independiente y apartidista formado por personas que buscan conocer, visibilizar y defender los ecosistemas y las distintas formas de vida de la Península de Yucatán. Todo el apoyo es crucial para proteger nuestras fuentes de vida líquida y esta tierra generosa pero frágil”, concluyen.

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