Islas de calor, pobreza energética y confort térmico: los nuevos desafíos de las ciudades mexicanas
Venustiano Carranza en la capital del país y Nezahualcóyotl en el Estado de México son los lugares donde el calor es más intenso. El efecto de isla de calor provoca el aumento de la temperatura local de más de 3ºC. Hay soluciones inmediatas, locales y económicas para lograr una adaptación a los efectos del cambio climático.
Por Itzel Gómes
Diego Sánchez nunca imaginó usar oxígeno para poder soportar el calor en su propia casa. En la tercera y última ola de calor, en mayo de este 2024, se sintieron temperaturas máximas históricas y atípicas en la Ciudad de México (CDMX).
Sánchez tiene 41 años y vive muy cerca del aeropuerto internacional de la capital del país, detrás de un hotel y entre fábricas, una de ellas de unicel (un tipo de plástico espumado), en la alcaldía Venustiano Carranza. Aunque mayo es el mes más caluroso para México, se rompieron récords de temperaturas máximas históricas: el pasado 24 de mayo fue 2.4 °C más caluroso que un 24 de mayo de 1996, las y los citadinos se expusieron a los 34.3°C.
“No podía dormir por el calor”, relata Sánchez, quien experimentaba dificultades para respirar a esas temperaturas. Su hermana le sugirió volver a rentar un tanque de oxígeno. El año pasado, en las olas de calor de mayo del 2023 por primera vez acudieron a esta medida para que Sánchez estuviera mejor ante el calor sofocante de la ciudad.
Su hermana pagó mil 800 pesos (100 USD) al mes por el tanque de oxígeno, Sánchez lo usaba diario entre 15 y 30 minutos. Otro récord de temperatura máxima se rompió un día después del histórico. La máxima fue de 34.7ºC. En la ciudad se percibía esa sofocación, irritación y malestar social por no tener un bienestar térmico. En esa semana, cifras oficiales notificaron 390 casos de golpes de calor y deshidratación, de los cuales 13 resultaron en fallecimientos.
Hay más personas en el mundo que mueren de calor que por inundaciones, huracanes y frío, así lo reportó el Servicio Climático Nacional de los Estados Unidos. Las elevadas temperaturas provocan golpes de calor, los que básicamente constituyen la forma más grave de lesión en el cuerpo por calor. Una persona puede experimentar confusión, sudoración excesiva, piel caliente, vómitos, taquicardia, mareos, deshidratación e, incluso, la muerte.
Para el buen funcionamiento del cuerpo es necesario contar con una temperatura ambiente entre 17 y 22ºC a este rango, se le conoce como confort térmico, el clima también incide en nuestro bienestar físico y mental.
Calor atípico
Las proyecciones a futuro no pintan nada bien: el calor incrementará. De acuerdo con la Organización Meteorológica Nacional, abril de 2024 fue el abril más cálido desde que se tienen registros (1850). Y en lo que va de este año, hay 80% de probabilidad de colocarse en el primer lugar.
Otro problema: México se calienta más. Mientras que el promedio global de la temperatura ha aumentado alrededor de 1.4ºC con respecto al período preindustrial, en el caso de México ha sido de 1.7ºC, de acuerdo con los cálculos de investigadoras e investigadores en el Reporte Mexicano de Cambio Climático.
Una de las ideas modernas más seductoras fue pensar las ciudades como espacios de bienestar, éxito social y prosperidad económica; sin embargo, la rápida urbanización, la falta de planeación, poca vegetación y famélicos cuerpos de agua han creado una serie de problemas complejos. Entre ellos, las islas de calor, es decir, áreas urbanas de muchas construcciones que son más calientes y tienen un microclima donde la temperatura es más elevada que en el resto de las áreas rurales.
Francisco Estrada Porrúa, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha dedicado varios años a medir la intensidad de las islas de calor en las ciudades a través de cuatro formas distintas. Actividad nada trivial por la escasez de los datos en el país.
En un estudio reciente, Estrada usó más de veinte años de datos satelitales e identificó los focos rojos: el oriente de la ciudad de México y parte del Estado de México tenían mayor calentamiento del aire y del suelo. La alcaldía Venustiano Carranza, precisamente donde vive Sánchez y el municipio de Nezahualcóyotl en el Estado de México llegaron a tener 3°C más de calor que el resto del territorio.
Figura 1
¿Cuál es la razón de ese sobrecalentamiento?
La falta de cuerpos de agua, la deforestación, la pavimentación y la sequía son los elementos más importantes para que se generen las islas de calor. Si hay precipitaciones en un lugar rural, el agua será infiltrada por los árboles y la vegetación; mientras que en las ciudades al estar forradas de asfalto, provocará inundaciones y sólo los pocos espacios verdes absorberán ese líquido. El proceso de evaporación será más lento y, en consecuencia, el microclima de ese espacio será como un invernadero.
Figura 2. Isla urbana de la Zona Metropolitana del Valle de México. Francisco Estrada Porrúa, ICAyCC UNAM.
Así se ve el efecto de la isla de calor de casi 20 años (desde el 2003 al 2020). El primer mapa (izquierda) es el trabajo de Estrada y lo contrasta con el mapa del Atlas de Riesgo de la CDMX donde coincide que el oriente de la ciudad y parte del Estado de México tienen más riesgos por sobrecalentamiento del aire y el suelo.
Estrada también analizó los escenarios a futuro tomando en cuenta dos elementos: cómo cambia el clima a nivel global por el cambio climático y cómo cambia el microclima a nivel local. Encontró que tres grados centígrados del calentamiento de la CDMX es por el cambio de uso de suelo y sólo uno corresponde al cambio del clima global.
Un elemento interesante que encontró el investigador es que en los últimos años, la CDMX ya no registró un incremento de temperatura adicional. La hipótesis es que básicamente ya se urbanizó todo lo que se podía urbanizar. Pero Estrada encontró otro problema adicional.
En los lugares donde se están creando nuevas urbanizaciones, es decir, a la periferia de la capital, es donde las islas de calor se presentarán e incrementarán. “Esto es trágico porque se está urbanizando donde tenías vegetación natural, donde tenías biodiversidad”, afirma Estrada Parrúa.
Los escenarios futuros considerando la tendencia de la urbanización, tal como se ha venido haciendo en los últimos años, son alarmantes. Utilizando cuatro millones de horas de cómputo, Estrada y sus colegas pudieron hacer estos cuatro escenarios:
Figura 3. Escenarios de los usos y coberturas del suelo históricos y a futuro.
Si el gobierno de la CDMX no cambia su forma de urbanización, la capital se acercará al escenario pesimista, donde predomina el color negro, es decir, la mayor parte del territorio será urbano y se intensificarían aún más las islas de calor.
Estrada también ha encontrado que la edad de las personas juega un papel importante en el riesgo de salud. Los adultos mayores (personas por arriba de los 60 años de edad) son quienes viven en alcaldías más pobres económicamente y en donde el ambiente será más caluroso.
Viviendas y energía sin adaptación
Sánchez comenzó a beber desde su adolescencia y tiempo después consumió “piedra” y cocaína. Su entorno y contexto social le facilitaron estas adicciones hasta que su cuerpo puso un límite. Hoy tiene cirrosis, alcoholismo de cuarto grado, una hernia umbilical, anemia y sobrepeso.
Donde Sánchez creció, la alcaldía Venustiano Carranza, es un lugar con mayor desigualdad social y pobreza. Existe otra problemática más: la pobreza energética. En la última ola de calor, Sánchez necesitó de oxígeno y abrir las ventanas de su casa. Sin ventilador, ni mucho menos aire acondicionado, lograría tener bienestar térmico.
La pobreza energética es la condición que viven los hogares de no poder satisfacer sus necesidades energéticas. Sánchez estaba vulnerable también energéticamente. “La energía nos da educación, seguridad, iluminación, comunicación y bienestar”, afirma la doctora Karla Cedano, especialista en energía, sociedad y sustentabilidad. “Cuando entendamos realmente cuán importante es la energía, nos vamos a preocupar más”, puntualiza.
Cedano fue de las primeras científicas en medir la pobreza energética en México incorporando el factor del confort térmico en varias ciudades. Este ejercicio no es trivial porque la infraestructura de la ciudad complejiza la medición. A pesar de ello, adaptaron una metodología en función de la región pues había ciertas limitaciones en obtener los datos. Por ejemplo, se realizan encuestas donde se les pregunta a las personas si cuentan con ventilador, éstas responden; sin embargo, no hay preguntas sobre si funciona su ventilador o del contexto social en el que viven.
“La gran parte del país vive en vulnerabilidad energética porque estamos a expensas de un sistema eléctrico y energético que no tiene suficiente espacio para contener las perturbaciones”, sostiene Cedano. Y así lo vivieron varias demarcaciones el pasado mayo en plena ola de calor: el sistema eléctrico colapsó porque aumentó la demanda de la electricidad, las personas necesitaban más energía para tener un confort térmico ante las altas temperaturas.
¿Qué significa que las y los mexicanos cuenten con energía de calidad?
Cedano propone al menos dos características. La primera: que haya estabilidad en el flujo eléctrico. “Actualmente tenemos intermitencia en el flujo del servicio eléctrico, hay interrupciones de corriente y picos de cuánta energía entra y cuánta sale. Esos picos dañan los equipos electrónicos” y obviamente, también afectan el bienestar de las personas.
Sánchez describe que eso ocurre en su colonia, de hecho, menciona que uno de los transformadores llega a presentar algunos ruidos y lo notan en temporada de lluvias. En momentos sin electricidad es posible experimentar esa vulnerabilidad energética: la imposibilidad de hacer las actividades esenciales o cotidianas.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es la empresa pública que provee de energía eléctrica al territorio mexicano y, precisamente, su objetivo es “priorizar la seguridad y la soberanía energética nacional”. Climate Tracker solicitó, en varias ocasiones, entrevista con CFE, pero a la fecha de entrega de esta historia no hubo respuesta.
La segunda característica de contar con energía de calidad es que ésta provenga de fuentes limpias. En el caso de México no lo es, pues 80% de la generación de la electricidad en México es a través de hidrocarburos (termoeléctricas) y, a lo que la CFE le llama “energía limpia” es aquella proveniente de las hidroeléctricas. Pero México tiene problemas de sequía: tres cuartas partes del territorio presenta algún nivel severo de falta de agua.
Los primeros dos huracanes han ayudado a mejorar esta situación: Alberto y Beryl.
Figura 4. Intensidad de sequía en México al 30 de junio de 2024. Imagen: Servicio Meteorológico Nacional
En mayo, donde las temperaturas máximas rompieron récord así se veía el país:
Figura 5: Intensidad de sequía en México al 15 de mayo de 2024. Fuente: Monitor de sequía. Servicio Meteorológico Nacional.
Por todos los antecedentes, Cedano enfatiza la importancia de cambiar el sistema eléctrico y dar prioridad a fuentes no fósiles, que emiten menos gases contaminantes y contribuyen a mitigar el cambio climático. “La limpieza de los electrones, vamos a decir así, que los electrones que se generan para el sistema eléctrico sean sustentables, que aparte no estén ensuciando y contaminando, lastimando la salud, al ambiente y a los sistemas sociales y humanos”, afirma la experta.
El análisis de Cedano es similar al de Estrada Porrúa, ambos encontraron que las zonas periurbanas, las localidades a la orilla de las ciudades, con mayor pobreza económica y desigualdad social son más vulnerables a tener poco acceso a la energía y a los efectos del calor.
¿Ciudades y hogares seguros ante islas de calor?
La forma en la que se siguen planeando y construyendo las ciudades no ha mejorado. “Lo que estamos viendo es que se está haciendo al menos igual de mal, tienes tendencias de calentamiento de medio grado por década, lo que es una barbaridad”, afirma Estrada Porrúa.
La falta de planeación urbana ha exacerbado la situación de quienes viven en las periurbes: donde antes había cerros o espacios verdes ahora hay casas. “Cada vez crece más y está generando una problemática no sólo económica y de vivienda , sino energética. Está jalando un recurso energético de una manera altamente irregular y desordenada. El Estado debería adelantarse a eso”, sugiere Cedano.
La CDMX cuenta con la Estrategia Local de acción Climática 2021-2050 en la que establece en su segundo eje “fomentar hogares solares, eficientes, flexibles, inteligentes y equitativos energéticamente”. Sin embargo, en la realidad, los hogares ya construidos y los que están por hacerse no son eficientes energéticamente porque no están hechos de acuerdo al bioclima de la entidad.
México tiene 10 bioclimas, según la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) y la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEEI) que van desde el cálido-seco hasta el templado-seco. En la Ciudad de México se tienen climas desde el templado hasta el semifrío y en un día se puede experimentar más de un clima.
Quien ha estudiado temas de transferencia de calor y eficiencia energética en edificios y hogares es la Dra. Guadalupe Huelsz del Instituto de Energías Renovables de la UNAM. Ella analiza las propiedades físicas de una habitación para que sean más confortables térmicamente. Menciona que existen tres propiedades fundamentales para una edificación (conductividad o resistencia térmica, densidad y calor específico), de las cuales sólo una de ellas está presente en las normas oficiales.
“Nosotros hemos impulsado a que se revise esta norma porque no estamos utilizando un método correcto para evaluar la transferencia del calor”, sostiene Huelzs, quien también hace referencia a las soluciones regionales. “Los climas son diferentes y hay que diseñar de acuerdo al clima”, asevera. Huelzs también enfatiza la relevancia de construir con base en una arquitectura bioclimática porque “en México se construye tristemente mal, en mi opinión, porque todavía no ha permeado mucho en las escuelas de arquitectura”, afirma.
Ante la crisis climática, hay soluciones
Tanto Huelsz como Estrada Porrúa han identificado una solución rápida y económica para que más mexicanos y mexicanas puedan hacer frente a las siguientes olas de calor.
En algunos hogares mexicanos se utiliza el chapopote, de color negro, porque es más barato que cualquier otro impermeabilizante en los techos “a veces el rojo terracota se usa porque se dice que es bonito, porque éste se asemeja a las tejas y a veces ni se ve”, enuncia Huelsz.
En esa línea, Estrada Porrúa hizo el experimento para saber qué pasaba si se cambiaban los techos de color blanco de la Ciudad de México. “Hicimos el experimento donde cambiamos el efecto albedo de la ciudad, cuánto refleja la energía que viene del sol (y encontramos) que puedes bajar 2ºC la isla de calor”.
Esta posible solución podría también ahorrar dinero por los impactos del cambio climático. Estrada Porrúa hizo ese cálculo. “En un estudio que hicimos en 2018, analizando 1.700 ciudades, calculamos que en promedio por cada dólar que tú inviertas en eso, te ahorras 15 dólares en impactos”, concluye.
Por su parte, Huelzs aconseja a personas que viven en ciudades y no pueden modificar sus hogares varias opciones para estar más cómodas térmicamente. Lo primero es identificar por dónde sale el sol y su trayectoria. Luego, es importante bloquear la radiación solar, se pueden cerrar las cortinas y abrir las ventanas para ventilar. Finalmente, propiciar la iluminación natural evitará el consumo adicional de electricidad.
Al finalizar la ola de calor de este año, Sánchez pudo por fin salir de su casa: “Me decían ‘el desaparecido’ porque ya no salía”.
Lo que no puede desaparecer son las oportunidades que tiene México para hacer frente a las altas temperaturas. Además de las medidas ya mencionadas, la restauración e incremento de las áreas verdes así como los cuerpos de agua en las ciudades son claves para la adaptación ante los efectos del cambio climático, pues actúan como reguladores del microclima y refrescan la temperatura.
En un contexto de climas extremos, será crucial redefinir, adaptar y construir las ciudades, ahora sí de una forma diferente a la que se ha hecho hasta ahora. Para garantizar el bienestar mental, físico y térmico de la población.
Este artículo fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina