Comunidades mayas denuncian amenazas ambientales y violaciones a derechos colectivos por parte del proyecto de Heineken, en Kanasín

Representantes de diversas comunidades mayas y organizaciones sociales alzaron su voz en contra del proyecto “Lotificación y urbanización Desarrollo inmobiliario no habitacional Indara II”, presentado a evaluación ambiental el 10 de octubre de 2023. Este megaproyecto, vinculado a la instalación de una planta de Heineken en Kanasín, podría ocasionar, según expusieron, posibles daños al acuífero, falta de transparencia en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), violaciones de derechos colectivos y despojo de tierras de propiedad social.

Angélica Santiago Olvera, representante de la comunidad maya de San Antonio Tehuitz en Kanasín, expresó su preocupación respecto a la falta de consulta a la comunidad: “Va a afectar muy gravemente nuestra calidad de vida, nos va a dejar sin un pulmón muy importante para todo el Área Metropolitana de Mérida y va a contaminar nuestra agua.”

Jorge Iván Herrera Herrera, del municipio maya de Kanasín, desmintió las afirmaciones gubernamentales sobre los beneficios del proyecto y resaltó la falta de transparencia en la información proporcionada a la población. “No quieren celebrar la consulta libre, previa e informada que requiere la ley. Ante esto, vamos a seguir informando a la comunidad sobre las consecuencias negativas que este proyecto va a tener.”

Las experiencias de comunidades como Hunucmá, afectada por la instalación de la cervecera de la Corona hace más de 10 años, reflejan los riesgos de proyectos similares. Librada Novelo Ventura de Hunucmá denunció la disminución del agua disponible y la llegada de industrias contaminantes: “Los empleos que se generaron son para gente de fuera, muy poca gente de la población ha logrado empleos en condiciones casi de esclavitud, pero el daño es mucho mayor que los supuestos beneficios.”

La advertencia se expande a otras comunidades como Santa María Chi, donde el Comisario Municipal, Wilberth Nahuat Puc, alertó sobre la posible agravación de la contaminación existente en la zona. Además, la Fundación Yansa, a través de su representante Sergio Oceransky, destacó la ilegalidad del proyecto al carecer de transparencia y por intentar deforestar tierras ejidales de uso común.

Las comunidades de Ixil destacaron la importancia de preservar el equilibrio hídrico y proteger sus tierras ante la amenaza del proyecto industrial. Ansunción Chi Tejero enfatizó: “Nuestros pozos, que ya de por sí están contaminados por actividades dañinas de municipios más al sur. Este daño es aún reversible, pero si siguen autorizando más proyectos contaminantes, vamos a sufrir las consecuencias, sobre todo las nuevas generaciones.”

La resistencia también proviene de productores locales. Guillermo Yam Ek, productor de la comunidad de Ixil, afirmó: “Defenderemos nuestra agua aunque sea con nuestras vidas ante cualquier amenaza, incluyendo este proyecto de parque industrial.”

Jesús Solís Alpuche de la comunidad maya de Kinchil señaló la necesidad de unidad: “Heineken es una empresa multinacional que viene a extraer nuestra agua para su propio beneficio. No podemos permitir esto, vamos a defender el territorio, las tierras de propiedad social y el agua.”

La ciudadanía de Mérida también se suma a la causa. Marcela García Aguilar instó a la población a informarse y respaldar a las comunidades afectadas. Por su parte, Paula Lira Moguel, Presidenta de la Asociación Estatal de Padres de Familia de Yucatán, resaltó la importancia de la educación sobre derechos para evitar despojos y megaproyectos.

La lucha de las comunidades mayas en contra de megaproyectos como el de Heineken en Kanasín refleja la resistencia de quienes buscan proteger sus recursos naturales y derechos colectivos. La transparencia, la consulta previa e informada, y la unidad ciudadana se erigen como pilares fundamentales para la defensa del territorio y la preservación del medio ambiente.

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