Memoria del último Cristo Negro pandémico: devociones y leyendas de Sisal
¿Se apareció en el mar? ¿Por qué se lo llevaron a Hunucmá? ¿Surgió como una representación a la población afrodescendiente? Hay muchas leyendas alrededor del mítico -y para algunas personas, milagroso-, Cristo Negro, Señor de Sisal. A unos días de que se repita su icónica procesión marina, recordamos con imágenes la última “edición Covid-19” de la popular fiesta patronal
Fotos y texto: Lilia Balam
Sisal, Hunucmá, 26 de agosto del 2023.- Son varias las versiones de la historia del Cristo Negro,Señor de Sisal que salen a la luz alrededor del último domingo de agosto, cuando se realiza una procesión en el mar, que marca el fin de la fiesta patronal.
La más popular es que fue encontrado a un costado del muelle hace 100 años junto con otras dos imágenes: la del Cristo de San Román, que fue llevada a Campeche, y una que supuestamente fue trasladada a Peto. La pequeña población lo comenzó a venerar, pero decidieron resguardarlo, pues eran frecuentes los ataques de piratas que amenazaban con quemar el pueblo.
El oficio se lo enseñó don Pedro Novelo, quien estuvo más de 50 años al servicio de la iglesia de Sisal. Él le contó que incluso hay un permiso firmado desde 1960 en el cual se autorizaba que la imagen visitara el puerto cada mes de agosto.
Lo cierto es que resulta muy complicado rastrear el origen de la imagen, de acuerdo con el historiador de la Universidad Autómona de Yucatán (UADY), Víctor Hugo Medina: todo es confuso, pues está lleno de matices mezcladas con emociones y relatos populares.
De lo que sí se tiene certeza es que el Cristo podría ser mucho más antiguo de lo que cuentan las y los abuelos sisaleños, ya que una investigación del académico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Fernando Garcés, apunta a que los primeros indicios de la imagen datan de 1782.
En sus propios estudios, Medina detectó un documento del siglo XIX donde se hace referencia a la imagen: se trata de un inventario de 1853, que encontró en el Archivo de la Diócesis. “Se menciona en qué condiciones se encuentra el Cristo de Sisal resguardado en Hunucmá. Y abre muchas preguntas, como por qué no está en Sisal si es de Sisal” detalló en entrevista.
A partir de eso hay muchas especulaciones sobre su traslado a la cabecera municipal de Hunucmá, la mayoría relacionadas con el contexto en que se encontraba la comunidad. De acuerdo con el investigador, durante la colonia, Sisal era un puerto chiquito. No tuvo una iglesia sólida, solo una pequeña, de material perecedero, que sufría los embates de los huracanes, de los temporales. Además en aquella época eran frecuentes los ataques de piratas.
“Hay una historia de que los piratas llegaron hasta Hunucmá en un ataque, por lo tanto tiene lógica de que el Cristo, al ser una pieza valiosa, fuera llevado a Hunucmá para su protección, y se quedara la consigna de regresar anualmente para la fiesta”, mencionó.
Medina indicó que el auge de devoción al Cristo se forjó a finales de la colonia en el siglo XIX, con la separación de Campeche, ya que la aduana se encontraba en Sisal y se convirtió en un pueblo próspero.
“Empezó a mejorar la economía y cuando hay una mejor economía las cuestiones devocionales empiezan a sobresalir”, detalló el académico.
La consolidación de la imagen llegó cuando Sisal cayó en el abandono por la fundación del Puerto de Progreso, pues los marineros se llevaron la imagen del patrono original del pueblo, San Telmo, con ellos.
“San Telmo era el patrono de Sisal, pero cuando la aduana se trasladó a Progreso, se derrumbó Sisal y gran parte de la población, sobre todo los barqueros, perdieron su chamba. Y decidieron irse a Progreso. Entonces empezó el debate de dónde iba a quedar el Santo que es patrono de los marineros y se lo llevaron con una historia milagrosa que está documentada: dijeron que el santo se fue y una mañana apareció en Progreso solo. Entonces en Sisal ya no tenían devoción y el Cristo Negro se convirtió en ese referente identitario”, relató.
Eso sí, la práctica de la procesión marina es prácticamente nueva. Esto lo sabe el mismo “Aire”, quien contó que existe un papel firmado en 1960 en el cual se autoriza la salida de la imagen para visitar el puerto cada mes de agosto. En la opinión de Medina, el ritual puede ser una réplica del que se realiza en Campeche en honor al Cristo Negro de San Román.
Lo cierto es que esa práctica ya está tan arraigada, que no perdonó ni a la pandemia de Covid-19: el último domingo de agosto de 2020 y de 2021, con cubrebocas y sin las grandes multitudes que solían acompañarlos, los custodios del Cristo lo sacaron de la iglesia y lo llevaron a recorrer el mar sisaleño para agradecer, suplicar o prometer.
El 28 de agosto de 2022 no fue la excepción. Fue la última “edición Covid-19” de la procesión, y con vestigios de cubrebocas y restricciones de cupo en las lanchas, al son de la charanga, el gremio de pescadores de Sisal salió a las aguas para rendir honores a la imagen.
Ahí estaba “Aire” vigilando que se tratara con cuidado al objeto, tratando de evitar que las y los creyentes tocaran la imagen tanto como medida de salubridad como para mantener en buenas condiciones al Santo.
Sabe que es un objeto único y debe ser tratado con delicadeza. De hecho, comentó que tienen un protocolo de limpieza y solo personas especializadas pueden revisarla si presenta algún desperfecto por el paso del tiempo, para preservar, entre otras cosas, su color particular.
Ese color que llama tanto la atención. “Los antiguos preguntaban por qué es negro, si la mayoría de las imágenes son de blancos. Para mí eso es algo especial”, dijo.
Sobre esa incógnita, Medina consideró que es difícil comprobar si el surgimiento de los cristos negros (que hay varios, como el Cristo de Esquipulas, de Guatemala; el de San Román; el de las Ampollas y los Chumayel, Sitilpech y Citilcum, en Yucatán; entre otros), responde a una representación de la población afrodescendiente. Incluso se han estudiado otras razones que podrían estar relacionadas.
“La madera de ébano era una madera preciosa, carísima. Entonces hacer un Cristo de ébano era una joya. Por otro lado el ahumado natural de las cosas en el contexto del uso de velas, sobre todo porque en el siglo XVII las velas eran de cebo. Entonces quedaba completamente negro y cuando venía el proceso de restauración las generaciones ya lo conocían negro y pintaban la imagen de negro. Aunque sí hay Cristos ex profeso negros”, apuntó.
A lo que sí parece que respondió Cristo Negro, Señor de Sisal fue a las creencias de las y los pobladores.
“Para mí es un orgullo tener esta responsabilidad. Tal vez yo renuncie, tal vez me muera y otra persona venga, pero es el Cristo Negro de Sisal y así va a seguir. Es muy milagroso, a mí me han sucedido, a mis nietos. Incluso cuando se va a pasear, nos ha tocado ver vientos violentos y la gente dice que no se va a hacer el paseo. Pero amaneciendo, el mar está totalmente diferente y está listo para su paseo”, concluyó.