Ante aumento de violencias en Yucatán, urge crear políticas públicas y redes de apoyo para mujeres
Facilidades para que encuentren un trabajo y vivienda digna y espacios para dejar a sus hijos
Por Abraham Bote Tun
Ante el aumento de violencias contra las mujeres en Yucatán, urge crear políticas públicas de prevención, combate, apoyo y redes de apoyo para este sector de la población, indicaron activistas.
Por ejemplo, facilidades para que las madres que dejan los refugios puedan encontrar un trabajo, así como espacios donde puedan dejar a sus hijos mientras van a sus centros laborales; así como apoyo para acceder a una vivienda digna.
Luego de la publicación de la publicación de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, agrupaciones civiles y activistas exigieron a las autoridades de todos los gobiernos a utilizar esta herramienta para diseñar políticas públicas que prevengan, atiendan y erradiquen las violencias de género contra las mujeres.
“Llamamos a las autoridades para que, a partir de estos datos, diseñen políticas públicas que prevengan, atiendan y erradiquen las violencias de género contra las mujeres y les garanticen el derecho a una vida sin violencias”, indicaron en un comunicado.
También hicieron un llamado para tomar en cuenta estos resultados de la encuesta a la hora de evaluar, diseñar e implementar las medidas de prevención, atención y erradicación, para así cumplir con los compromisos internacionales y nacionales para que las mujeres vivan una vida digna y libre de violencias.
En el caso de Yucatán, el estudio reveló que de 2016 al 2021, la violencia sexual en contra de las mujeres, a lo largo de la vida, aumentó casi un 10 por ciento.
Mientras que la violencia física, a lo largo de la vida, incrementó casi un 4 por ciento, la psicológica aumentó un 1.4 por ciento, durante estos cinco años.
De acuerdo con el INEGI, el 71.4 por ciento de las mujeres de 15 años o más, experimentaron algún tipo de violencia: psicológica, física, sexual, económica o patrimonial a lo largo de la vida.
Además, el 44.9 por ciento de las mujeres en el estado fueron víctimas de algún tipo de violencia en los últimos 12 meses.
Ante este problema, Yihán Arroyo Brito, coordinadora del Refugio de Apis Sureste: Fundación para la Equidad, indicó que esto debe ser un llamado para crear políticas públicas, mirar cómo están dando la atención y prevención a estas violencias de género.
Por ejemplo, mencionó que las mujeres que egresan del refugio muchas veces encuentran dificultades para encontrar un trabajo, no hay opciones o bien no tienen donde dejar a sus infancias. “Hay que buscar las maneras de que estas mujeres puedan obtener un trabajo digno, con todas las prestaciones de ley”; indicó.
Asimismo, deben ofrecer facilidades para que puedan acceder a una vivienda digna y segura para que tengan lugares donde ir cómodamente con sus hijos; no obstante, en algunos casos, al no poder conseguir un trabajo o un lugar donde vivir, optan por regresar con su generador de violencia.
Para la activista, una forma de poder afrontar esta sobredemanda, principalmente de violencia familiar, el rubro que atiende más la agrupación, se requiere formar relaciones interinstitucionales. “Tenemos que partir de un análisis sistémico, estructural que nos permita identificar los diferentes indicadores, causas, que nos puedan ayudar para generar políticas públicas mucho más concretas”, expuso.
Más que refugios, alternativas
Más que crear más refugios, el Estado, la sociedad, debe brindar más opciones a las mujeres que garanticen una vida libre de violencia, subrayó Arroyo Brito. “Hay que plantearnos qué posibilidades o alternativas les estamos dando a las mujeres que no quieren ingresar a los refugios”; manifestó.
No hay que pensar que estos espacios son la única solución para atender a mujeres que sufren de violencia extrema, donde su vida esté en riesgo; sino que ofrecer otras acciones concretas que prevengan estas situaciones.
Leticia Murúa Beltrán, fundadora de Apis Sureste, comentó que igual es importante tejer redes entre las organizaciones, el gobierno y sociedad para combatir estos males sociales.
Aunado a esto, es necesario no normalizar ni invisibilizar la violencia que viven las mujeres, dejar de replicar discursos de odio y quitar esas creencias que todavía viven en algunas personas. “Se necesitan otras formas de relacionarnos que no impliquen la violencia como forma”, recalcó.
La activista indicó que a través de la Secretaría de las Mujeres, canalizan a las mujeres que apoyan con bolsas de trabajo, y espacios de vivienda seguro donde puedan quedarse durante un tiempo.