La subcultura gótica, una realidad en Mérida

Texto y fotos por Juan Manuel Contreras

El World Goth Day no pasó desapercibido en Mérida gracias a un evento organizado por Casa Huolpoch. La escena gótica meridana hizo lo propio la tarde del domingo 27 de mayo con un despliegue de música y socioestética en aras de la libre expresión. Con sus formas peculiares de vestir la gente que se identifica con el movimiento gritó “aquí estamos; y resistimos”.

Pasaban las cinco de la tarde y el foro cultural comenzó a poblarse de seres ávidos de reencuentros. Es del dominio público que la pandemia del Covid-19 puso freno a estas iniciativas; pero las condiciones actuales permiten que se desarrollen de nueva cuenta y los “toquines” volvieron a la vida.

A la sombra de un frondoso álamo las y los góticos encarnaron su subcultura. Con maquillaje, ropa negra y botas industriales se oponen a la hegemonía y lo que es socialmente aceptable; “hoy voy a ser quien yo decida” mencionó una de las chicas mientras su amiga le retocaba el elaborado estilo que escogió para la ocasión.

La jornada arrancó con un desfile de modas en el que talento local mostró sus prendas góticas; y dio paso al bloque musical que contó con el dj set de Alex X y bandas como Tétrico Romance y Aletheia. También hubo exposiciones de arte por parte de destacadas ejecutoras como Gema Ríos, egresada de la ESAY.

Los más de 40 grados que marcaron los termómetros en Mérida la tarde del domingo no mitigaron el ánimo de la banda gótica que sació su sed a la sobra del álamo. Viejas amistades se reunieron de nueva cuenta y elogiaron los estilos que lucieron en Casa Huolpoch. El festival transcurrió en un ambiente de sana camaradería.

El proyecto del foro cultural comenzó en 2015, hace siete años, comentó Carlos Mendoza, quien estuvo detrás de la organización del World Goth Day meridano.

“Empezamos desde abajo, con poca infraestructura; y ahora tenemos un poco más de conocimiento de cómo se pueden hacer los eventos y las diferentes vertientes que coexisten en la escena”, sentenció mientras en el fondo la música electrónica hacía vibrar el alma de la audiencia.

Charly, como se le conoce en el mundo del underground, detalló que Casa Huolpoch fue inicialmente un proyecto enfocado en el metal. Hoy, ha evolucionado y abarca otros géneros como el electro-industrial y el aggrotech, que cada día ganan terreno en la capital yucateca a razón del interés de los metaleros: “buscamos que las escenas coexistan”.

La casona ubicada en la calle 58 por 73 del Centro Histórico recibe su nombre en honor a la serpiente comúnmente llamada “cuatro narices” y que es endémica de Yucatán. En ese sitio géneros como hard electro, dark, noise y EBM encuentran un espacio para mostrarse y hacer gala de su existencia.

“Yo me he dejado ir por ambos lados. Por un lado, está el black metal que es una paracultura; y el lado del rock que es una contracultura y creo que se pueden llevar bien, siempre y cuando sepa cómo hacerse”, añadió Charly.

Respecto a la reactivación de este tipo de propuestas que se vieron afectadas por la pandemia, comentó que “sí cayó, pero no tanto”. La gente, aseguró, está ávida de acudir de nuevo a los toquines, lo que resulta un tanto obvio mientras se le entrevista en medio de un mar de personas vestidas de modo extravagante.

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